Nº CAMARAS: 7
STREAMING: 1280x720 (50 frames)
CDN: YOUTUBE LIVE
INTERNET: 4G
GRABACIÓN: 1920x1080 i50
La dirección del Conservatorio Profesional de Música Amaniel de Madrid quería inmortalizar la fiesta de celebración de
sus 30 años enseñando y formando músicos: un concierto muy especial que,
además, querían compartir con todos los amantes de la música. Un concierto que
iba a tener lugar en la Sala Sinfónica del Auditorio Nacional de Madrid; el
escenario soñado por cualquier músico.
Nuestro trabajo en las diferentes
cadenas de TV, no nos deja mucho tiempo para poder dedicarnos a nuestros
propios proyectos, pero una propuesta como la de este Conservatorio no podíamos rechazar. Iba a ser un duro y largo día, pero, un evento así, bien merecía
que le dedicáramos uno de nuestros días libres de descanso. Parece que sarna
con gusto no pica.
El Auditorio Nacional es un recinto tan prestigioso como solicitado. Lugar de multitud de conciertos y
espacio de ensayo para orquestas como la ONE (la Orquesta Nacional de España).
La Sala Sinfónica, la sala más grande y célebre, sería nuestro escenario.
A las 8 de la mañana nos abren
las puertas para poder acceder con nuestros equipos. Repletos de emoción,
empujamos nuestros 7 flightcase hacia el escenario principal. La programación
de la Sala Sinfónica para ese día está muy completa y apretada. Tenemos dos
horas para empezar a montar; de 8 a 10. A esta hora, entra la ONE a ensayar y
nosotros tenemos que abandonar la sala. A las 13:00 horas, podemos seguir con
nuestro montaje, pero a las 15:30 nos tenemos que ir otra vez porque la sala
está reservada por otra orquesta. A las 18:30, nuevamente, se nos autoriza para
continuar con el montaje y pruebas. ¿Pruebas? ¿He dicho pruebas? Nuestro evento
comienza a las 19:30, y el público comienza a entrar a las 19:00. Eso quiere
decir que no vamos a poder ensayar con el director y los músicos; ni, apenas,
poder probar los tiros de cámara. Vamos, que la realización que vamos a llevar
a cabo va a ser a la aventura; que vamos a tener que ir cazando a los músicos a
vuelo.
Como somos un equipo pequeño con
unos medios que nada tienen que ver con los de una cadena de TV, ni los de una
megaproductora, no llevamos unidad móvil. Sino varios flightcase y racks en los
que llevamos nuestras cámaras, equipos de realización y nuestro ordenador para procesar
y lanzar al aire el streaming.
A las 8:00 am, y antes de que los
músicos de la ONE comiencen a llegar, tenemos que asegurarnos de que vamos a
tener sonido. Sobre el escenario cuelgan como unos quince micrófonos. Nuestro
gozo en un pozo. Pertenecen a Radio Nacional y no se pueden ni usar ni tocar.
No obstante, sí podemos usar los soportes colgantes que cuelgan del techo para
colocar nuestros micros, y las líneas de patch que nos llevarán el audio hasta
nuestro cuarto asignado para la realización. Pero tampoco tenemos tiempo para
poner un montón de micros, probarlos, ecualizarlos y mezclarlos, así que
optamos (no nos queda otra) que emplear una vieja, pero efectiva, técnica que
se ha usado durante muchos años: la técnica ORTF. Esta nos proporciona un, más
que aceptable, estéreo. “Tenemos audio. Vamos con las cámaras”.
Vamos a tener casi cincuenta
músicos en el escenario y una centena de chicos y chicas en el coro. Tampoco
podemos elegir las posiciones para situar nuestras cámaras. En ningún momento
podemos obstaculizar las salidas de emergencia (faltaría más). Ni tampoco la
visibilidad de los asistentes como público. Lo que nos obliga a alejarnos más
de lo que nos gustaría. Una cámara a pie de escenario. Una cámara en cada
anfiteatro lateral sobre el escenario. Una más en uno de estos anfiteatros.
Otra cámara en el patio de butacas; atrás del todo; y otra en el primer
anfiteatro; también en la última fila. Y una cámara más por detrás del coro
para coger al director.
No llevamos un despliegue de
equipos muy grande, pero si estamos a la última. Todas nuestras cámaras llevan
conversores a fibra óptica que hacen que la tirada de cable sea de lo más
liviana. Cable de seis fibras para repartir hacia los laterales. Tres cámaras
por cable. Dos fibras por cámara. Ida, para señal de cámara; y vuelta, con
retorno PGM, tally e intercom. Una última fibra duplex para la séptima cámara. Las
fibras las recogemos un converter 4K. De este, ya en HDSDI, pasamos las señales
a una matriz desde la que repartimos las señales hacía el mezclador, el
monitorado y las tarjetas capturadoras de un PC que nos servirá como backup. El
PC también se encargará de procesar la señal de programa para lanzar el
streaming a YouTube Live.
Para el streaming no nos queda
otra que el 4G. Estamos en un edificio casi ministerial y no podemos compartir
su fibra. En el exterior la cobertura es buena, pero, claro, a medida que nos
adentramos en el edificio y este está más insonorizado acústicamente, la cobertura
se pierde considerablemente. No tenemos más remedio que movernos por el
edificio en busca de una posición en la que la velocidad de transferencia de datos sea más alta. Tres plantas más arriba, hablamos de la cuarta, conseguimos llegar
a los 25 Mbps de subida (hablamos de 4G). Esta debería ser suficiente para una
emisión streaming con una resolución a 720 i50 a 4Mbps. Posiblemente también
sería suficiente para hacerlo a 1080, pero no merece la pena arriesgarse a que
la la retransmisión se ralentice con parones y tirones o, peor, se corte. 720
i50 es una calidad excelente para un evento como este.
Para la grabación decidimos asegurarnos
y la llevamos a cabo en varios formatos. Un PGM (programa) en Quicktime PRO RES,
un Cleanfeed de PGM (sin rotulación), también, en PRO RES, y un PGM en MP4.
Además de la grabación en cada cámara en MOV, por si, posteriormente, queremos
realizar un montaje diferente.
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